martes, 24 de agosto de 2010

Danzas

"Recuerdo una sonrisa viva, danzando, a lo lejos;
una mirada intentando esconder sus deseos, próxima;
unos brazos rodeando mis instintos, cerca;
unos labios mintiéndose a sí mismos, tangentes a los míos...
y tus besos como principio de esta historia
que empieza y termina en tu sonrisa, viva, danzando..."

lunes, 23 de agosto de 2010

Los deVáters de la tele...

Mi televisión ha crecido. También ha adelgazado. Creo que se ha adaptado a las nuevas exigencias  de la sociedad, esa que ella misma se dedica a vocear, proclamar, divulgar, difundir, publicar y airear. Y por lo visto entretiene, y mucho. Yo la sigo recordando con nostalgia, cuando era joven, cuando se dirigía a mí de forma inocente.  Reconozco que mi familia la componíamos mis padres, mis dos hermanos, la tele y yo. Con ella pasaba buenos momentos, no existía el aburrimiento gracias a sus dotes de seducción, gracias a su habilidad para llamar la atención, pero sabía mantenerse en silencio cuando las circunstancias lo requerían. En cierto modo, era respetuosa conmigo, con mis necesidades, y se adaptaba a mi horario, a mis circunstancias, a mi edad, a mis gustos, a mis necesidades. No recuerdo que me mostrara esperpentos más allá de un león aventurero que quería dar la vuelta al mundo, un independiente erizo gigante  en medio de un pequeño barrio, un simpático perrillo cuya máxima ilusión era convertirse en un valiente mosquetero, un pequeño indio al que le gustaba cuidar ositos, o un niño que por su cuenta y riesgo se las ingeniaba para investigar por el mundo la desaparición de su mamá. A mis padres no les importaba para nada que uno de mis mejores amigos, un tal Daniel, fuera un pillo de cuidado y yo me sentía totalmente seguro de que mi vida no corría peligro puesto que la sobrina y el perro de un agente de policía francés de cortas y largas extremidades, según el caso, velaban por la seguridad de este planeta. Pero mi tele ha crecido y se ha adaptado a los nuevos tiempos. Ha dejado de contar historias que hoy en día parecen absurdas y ha pasado a reflejar la (o su) realidad. Ahora los modelos son otros. Ahora, independientemente de la edad que tengas, puedes observar qué se debe hacer en esta vida para tener éxito, para ser popular, para que se hable de tí (da igual si bien o mal). El éxito radica en la capacidad que tengas en crear polémica, en que tus gritos maleducados superen a los del otro, en que tu intimidad sea un acontecimeinto público. ¿Qué les pedimos a los niños de hoy? ¿respeto? ¿cordura? ¿voluntad? ¿interés? ¿motivación? ¿esfuerzo? ¿sacrificio?...  ya he conocido, desgraciadamente, a algunos que lo tienen claro; no les interesa formarse, ser educados, respetar al prójimo, tener intereses, conocer, explorar... de mayores no necesitarán nada de eso, de mayores trabajarán y triunfarán, en los deVáters de la tele.

domingo, 22 de agosto de 2010

Desde sus ojos

Espero, te espero. Enfócame bien, reproduce mi imagen, aunque sé que muy probablemente nunca la vea. Consigue, si puedes, que no sea un ser efímero en el tiempo. Al menos en este formato, de papel fotográfico que, evidentemente desconozco. Como desconozco el objetivo de tu cámara, las palabras que definen cada una de las cosas que parece que pienso, pero no pienso. Porque tampoco tengo acceso al conocimiento, ese que otros utilizan para que siga estando aquí, sentado, viendo como pasan los días sin plantearme por qué tienen que ser así, que existe otra manera de vivir...Pero claro, ni siquiera me planteo qué es vivir. Bastante tengo con seguir vivo, al menos en esta imagen, de papel tintado, de figura plana en pantalla de algún ordenador, objetos que no puedo describir por mí mismo, sino a través de la mente de quien quiere interpretarme. Porque tampoco puedo sentenciar que esté vivo, que siga vivo. No puedo permitirme enfermar. En mis condiciones es jugar con fuego, quizás la única manera en la que puedo utilizar dicho término. Porque tampoco tengo fácil acceso a algún medicamento si alguna vez lo necesitara. Debo de ser fuerte, sin duda. Es mi única opción. Algo cambió en la tradición de los pueblos. Algo hizo que desde un tiempo a esta parte, lo que la naturaleza nos ofrecía tuviera dueño,un dueño ajeno a nosotros, a los que lo necesitamos. Alguien dispuso del suelo, de los árboles, de la tierra... mis antepasados construyeron sus pueblos cerca de los bienes que nos permitían vivir, que no nos faltara lo más básico...Pero ya no nos pertenece. Sólo nos queda el aire, pero no sé por cuánto tiempo. Pero no puedo pensar en ello. No puedo, principalmente, porque lo desconozco. Porque aunque quiera ser fuerte sigo siendo frágil, tan frágil como una hoja de papel teñida con colores, tan frágil como una imagen en la pantalla de tu ordenador. Una imagen que se difuminará al cerrar esta ventana.

Bienvenidos a la transparencia

Bienvenidos a la transparencia, a mi transparencia. Este blog no tiene pretensiones de visibilidad más allá de ese pequeño círculo en el que la afectividad es una condición prioritaria, donde los lazos de unión se apartan de la sutilidad. 
Mi desnudez interna ha peregrinado durante muchos años a modo de canción, desahogando mis instintos para acomodarse en un pequeño círculo de mentes empáticas cuya sensibilidad representaban el mayor y mejor refuerzo de los buenos y malos momentos. Hoy por hoy, dudo de si realmente es necesaria esta exposición pública de sentimientos. Hay quien dice que no hacerlo es un acto de egoísmo, que las cualidades hay que desarrollarlas y exponerlas, como acto de bondad. En mi caso nunca fue así. Si expuse algo fue, únicamente, por necesidad, por expresar y comunicar en señal de auxilio una serie de momentos íntimos, buscando el respaldo del oyente, su comprensión. Pero este supuesto acto de exposición sentimental me ha terminado por desnudar más de lo necesario. El paso del tiempo ha hecho que se endurezca un poco esa intención de mostrar en público lo más íntimo de mis sentimientos. Me cuesta, mucho, volver a mostrarme. Y es precisamente ahora, en este momento, cuando sé que debo hacerlo. Después de mucho tiempo, sale a la luz un nuevo trabajo musical donde se exponen muchos de estos sentimientos a modo de canción. Muchos de ellos, la mayoría, fueron quedando atrás. Otros, sé que perdurarán a lo largo de mi vida. Todos, en conjunto, cuentan una historia de mí, o de alguien que fuí, alguien que sintió, que murió, que resucitó. La exposición de mis sentimientos volverá a aparecer por todos aquellos lugares en los que se le quiera dar un hueco, y lo haré, nuevamente. Pero no os engañeis, no lo haré como acto de bondad, sino como un acto egoísta en el que pueda desatar a todos aquellos fantasmas que durante un período muy largo de mi vida habitaron, y en algunos casos aún, habitan en mí.